La interrupción “momentánea” de nuestras actividades o una “nueva normalidad”, como la hemos bautizado, nos lleva a pensar sin estereotipos en cómo afrontar los diversos escenarios en el que nos desenvolvemos; para nosotros el más importante se centra en la nueva forma de realizar nuestras actividades con un enfoque convergente que esté orientado hacia el negocio y que garantiza el incremento de valor de cada uno de los requerimientos que recibimos de nuestros clientes. En este nuevo entorno, hemos adecuado nuestros hábitos laborales y nos adaptamos a cambios cada vez más veloces, en este sentido, lo mismo tiene que suceder con la manera en la que llevamos a cabo nuestros proyectos tecnológicos.
El reporte Pulso de la Profesión de 2020, realizado por el PMI®, hace hincapié en la importancia de forjar una cultura centrada en el futuro y enfocada en el cambio como un activo comercial esencial que se produce en las empresas cuando realizan sus proyectos. Como se comenta en el reporte, «en muchos sentidos, la organización está definida por sus proyectos, liderados bajo diversos títulos, ejecutados mediante una variedad de enfoques y centrados de manera inquebrantable en la entrega de valor financiero y social», siento esta la definición que nos da la bienvenida al concepto de la economía de proyectos. Todo un desafío en donde se espera que el equipo de tecnología funcione como una incubadora de innovación, gestionando los cambios coyunturales necesarios para el negocio e impulsando su implementación con agilidad.
Las habilidades de mayor demanda para las empresas son las que tienen intrínseca relación con los aspectos del desarrollo del talento como soporte para la implementación de proyectos exitosos. En esta línea, de los lideres consultados, el 68% hace referencia a las habilidades técnicas, el 65% a las habilidades de liderazgo, el 58% a las habilidades del negocio y el 50% a los conocimientos informáticos.
Las organizaciones que gestionan sus proyectos desde la madurez de sus capacidades superan a las que no en una serie de métricas que consolidan el ROI de sus actividades: 77% Cumplieron con los objetivos/intención, 56% no. 67% lograron sus objetivos con el presupuesto asignado inicialmente, 46% no. 63% terminaron sus proyectos en el tiempo pactado, 39% no. 30% no se enfrentó a cambios no controlados (o corrupción del alcance), 47% sí. 11% no tuvo fallas en sus proyectos, 21% sí.
En la búsqueda de obtener ventajas, los altos ejecutivos reconocen cada vez más la necesidad de contar con líderes de proyectos altamente cualificados. El 69% de los profesionales que desarrollan proyectos declaran que sus líderes valoran altamente la dirección de proyectos, y que el 46% de las organizaciones dan prioridad al desarrollo de una cultura que valore la dirección de proyectos.
En Ad Maiorem, somos parte de la vanguardia del sector de la tecnología global, y adoptamos tres principios fundamentales: 1. La capacidad es agilidad; 2. La tecnología manda, pero la gente influye; y 3. Este es un mundo dominado por los líderes de proyectos. Aprovechamos al máximo los cambios, y nos enfocamos en el futuro de la economía de nuestros proyectos con el único propósito de generar cada vez mayor valor agregado para nuestro equipo, clientes y sociedad en la que nos desarrollamos.
Ad Maiorem Consulting
¡Tu Puerta hacia el futuro!