Tan importante como misma gestión de nuestros proyectos de innovación tecnológica, es la calidad con la que tratamos la satisfacción y el talento de nuestro equipo; y es justamente este propósito el que nos hace fomentar un entorno participativo, de relaciones laborales sanas y duraderas, el que nos otorga nuestro principal atributo diferencial como empleadores. La efectividad de nuestro clima laboral, así como su planificación, se reflejan en el cuidado de nuestro personal, así como en su productividad y competitividad con respeto al resto del mercado en el que nos desarrollamos.
Somos conscientes de que la mayor parte del tiempo de nuestros colaboradores están dedicados a realizar actividades relacionadas al trabajo. En esta misma línea, no es un secreto que nuestro clima laboral, tenga una relación directa en la participación de nuestro personal con las diversas actividades que se les encomienda y por supuesto en el resultado de estas. Las ganas y la motivación personal y profesional son entonces, factores claves que estimulamos positivamente y que nos permiten enfrentar diversos retos, garantizando el éxito de forma individual en cada uno de nuestros colaboradores, y el éxito de forma global con el crecimiento y expansión de nuestra firma.
Mantenemos un clima laboral propio, en donde nuestros líderes son la base para el cambio al que estamos expuestos constantemente, lo que supone poner de su mejor esfuerzo con el fin de que el ambiente se fortalezca día tras día. Pensando en ello, hemos plasmado nuestro propósito para reforzar las relaciones laborales en un ambiente tecnológico, en cinco puntos que a continuación os queremos compartir:
1- Mantenemos una comunicación bidireccional fluida:
Consideramos a la comunicación como una de las herramientas más importantes para nuestra gestión. Nos importa dar mensajes, pero más la retroalimentación que generan los mismos con el fin de alcanzar las metas y aumentar la productividad de nuestras actividades. De igual forma, esta herramienta es fundamental para que nuestras relaciones y nuestro clima funcionen de forma adecuada. Hemos adoptado una forma de comunicación directa hacia los demás, contamos con canales ágiles que priorizan comentarios constructivos y optimizan propuestas, nuevas ideas, acciones de transformación y cambios positivos.
2- Compañerismo a toda regla:
Una meta cumplida es el resultado de nuestro trabajo en equipo. Compartimos los triunfos y las responsabilidades de manera equitativa para lograr nuestros objetivos. Reconocemos las acciones que generen valor a nuestro trabajo y las gestionamos oportunamente por medio de nuestras políticas de meritocracia. Nuestro propósito en este punto es incentivar un espacio de común aprendizaje que administre nuestros conocimientos y los comparta entre todo el equipo. Todos sumamos en la tarea de ser mejores, y en dar valor de forma sincera y positiva el trabajo de nuestros compañeros.
3- Actitud positiva en todo momento:
El ambiente tecnológico en el que nos desarrollamos exige de una actitud positiva frente a un mercado cada vez más evolucionado; el nuestro supone un espacio competitivo y abierto a nuevas ideas todo el tiempo. La clave se centra, entonces, en mitigar escenarios pesimistas y reforzar acciones constructivas que ayuden a innovar y generar valor a nuestro trabajo. Nos interesa propiciar espacios de intercambio y aproximación entre los miembros de nuestro equipo como medida para optimizar nuestras relaciones interpersonales.
4- Estamos abiertos a ayudar y a que nos ayuden, también:
Como dice una conocida frase… “Uno para todos y todos para uno”. Existen momentos en los que la opinión y la ayuda de los demás son muy importantes. Es justamente este punto el que materializamos la importancia del fortificar nuestro clima laboral y valoramos las buenas relaciones interpersonales, indispensables para desarrollarnos de forma óptima. El trabajo en equipo es la mejor opción si se trata de alcanzar las metas, mejorar en lo que hacemos y para crear ambiente de respeto y confianza mutua.
5- Practicamos la escucha activa:
Practicamos esta habilidad con el fin de escuchar no solo a la persona que expresa una idea u opinión directamente, sino que también a los sentimientos, ideas u pensamientos que subyacen a lo que está diciendo. Esta postura nos permite fortificar nuestro proceso de comunicación, resolver conflictos, proporcionar respuestas asertivas e incentivar buenas prácticas para relacionarnos con nuestro equipo.
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